La flor de sal es una capa delgada de CRISTALES DE SAL que se forman en la superficie de las salinas. Es la sal gourmet por excelencia.
Se utiliza siempre vertiéndola en la última fase de emplatado, justo antes de servirse, debido a que suele fundirse fácilmente con los jugos de los alimentos.
Se recolecta manualmente y no pasa por ningún proceso industrial.
Recogerla es complicado porque estos cristales flotan en la superficie del agua y la recolección debe hacerse sólo los días que no sopla el viento para evitar que el grano de sal se vaya al fondo, con una fina malla, según el método tradicional de los paludiers franceses, de la región bretona de Guérande. Se deja secar al sol y al viento para obtener un producto puro, sin aditivos ni transformación, pero de producción muy limitada. Por mucho tiempo que pase, no se apelmaza y se mantiene con sus propiedades intactas. Se pueden distinguir sus cristales al ser observados atentamente.
Desde las últimas décadas del siglo XX, la flor de sal se ha convertido en un producto de alto valor gastronómico y con una demanda creciente en el mercado de los productos artesanales, ecológicos y saludables: menor contenido de Sodio y mayor contenido de Magnesio y Flúor.
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